La
brecha entre alfabetizados y no alfabetizados e iletrados ha aumentado de
manera directamente proporcional al vertiginoso avance de las nuevas
tecnologías, tal como Emilia Ferreiro lo describe implacablemente en la
ponencia “Pasado y futuro del verbo leer” […] “algunos ni siquiera llegaron a
los periódicos, a los libros y las bibliotecas, mientras otros corren detrás de
hipertextos, correo electrónico y páginas virtuales de libros inexistentes”.
Esta
desigualdad de lectores y de accesos a las lecturas y escrituras es constante
motivo de preocupación para todos los docentes.
Será
cuestión de acercarse a las nuevas tecnologías para acercar a nuestros niños y
jóvenes a la lectura de una manera nueva, práctica y útil, vinculando saberes e
intereses, pero por sobre todo desmitificando cuestiones que giran en torno a
ellas.
Ferrer
sostiene que es importante “diferenciar técnica de tecnologías. Las tecnologías
proliferan en nuestro entorno diario: grabadores, hornos a microondas,
automóviles, computadoras. Otras nos son inaparentes pero son cruciales: los
satélites internacionales de comunicación, los archivos informáticos en poder
del Estado, las cámaras de vigilancia que no percibimos.[…] La técnica es un
modo de relación con las cosas que determina formas de la sensibilidad, modos
de pensar y de ver, y modos de habitar el mundo”.
Sería
como diferenciar artefactos y artificios. Los artefactos como productos
artificiales, tangibles, hechos por el hombre; en cambio los artificios son las
estrategias y el modo particular de relacionarse, de combinar determinados
elementos para el logro de los objetivos.
En
el estudio de la tecnología, la aparición de nuevos artificios o nuevos
artefactos guarda relación con los cambios producidos en el contexto social,
los que, a su vez, generarán cíclicamente nuevos cambios sociales y laborales
con la incorporación de nuevas técnicas o nuevos dispositivos.